Leyendo el blog de una amiga, que hablaba sobre las películas de terror que estaban en cartelera en los cines, me es inevitable mencionar una ausente en su lista, un peliculón según muchos.
Es que generalmente las secuelas son malas y siempre uno queda con la sensación de que la primera parte es mejor, porque siempre quedan para una tercera parte forzada y sin justificación.
Con Exterminio 2 (28 weeks later), el miedo se mantiene, y además de ese suspenso psicológico se agrega ese toque de tensión permanente que hace que uno desee salir de la sala pero jamás solo.
Danny Boyle (Trainspotting, The Beach, Sunshine), director de la primera parte (28 days later), actúa ahora como productor ejecutivo, dejando a manos del español Juan Carlos Fresnadillo la dirección de esta secuela, que salvo el tema macro –el virus de la ira que atacó y destruyó Inglaterra- la película es una historia completamente nueva que se inicia durante la infección, pero que se basa en el periodo de reconstrucción, 28 semanas después de la cuarentena.
Hay una cierta estética muy perteneciente a la cultura española, que se refleja en esta película. Fresnadillo, sabe de eso y lo aprovecha. El director proveniente de las Islas Canarias ya habia conquistado EEUU el año ’96 cuando fue nominado al Oscar por su cortometraje Esposados y seis años despues ganó el Goya a la mejor película, por su primer filme Intacto.
Dentro de su influencia hay dos claros participes de la esencia de Fresnadillo: Hitchcock y Jodorowsky. Al primero lo vio a los 16 años, cuando quedo impresionado con Notorious, y desde ahí decidió que quería contar historias de esa índole. Al segundo lo conoció en Paris, cuando Fresnadillo fue en busca de terapia donde el cineasta-músico-tarotista y psicomago chileno. En la oportunidad filmaron un corto muy personal entre los dos que el español después llamó Psicotaxi.
Volviendo al filme, hay otras reseñas de la españolidad dentro del film británico. Andy, un niño de 12 años llega a Inglaterra vistiendo una camiseta del Real Madrid, y junto a su hermana mayor, Tam, se salvaron de la infección por un paseo escolar a España.
La mejor definición del filme lo da el mismo Fresnadillo:”Es una película muy sangrienta y violenta. Pero cuando vas a una sala de cine y ves que tus temores más profundos se hacen realidad es como hacer una terapia. Como que se te salen todos tus fantasmas y dejas de asustarte. Quizás lo pasas un poco mal cuando ves la película, pero cuando sales del cine hay algo de catarsis en todo esto”.
En realidad la película da miedo, te deja tenso y con una irremediable sensación de que algo va a pasar. La mano del español se nota, sobre todo porque el reescribió el guión, y después de una película donde al menos había algo de esperanza en la humanidad, en esta solo te entrega una desilusión, una desesperanza, y con un final como los que me gustan, un final que no es feliz, donde todo esta inconcluso y peor de cómo comenzó.
Para destacar tres cosas: primero la actuación de Robert Carlyle, que con doce años, mantiene el hilo de la película más que ningún otro personaje. Segundo, el ejército norteamericano no salva el mundo, son azotados igual que cualquier británico, se desesperan y pierden. Y tercero, un escena notable entre infectados y un helicóptero digna de la mejor película de acción; mucha sangre, violencia, espectacularidad y sobre todo esa sensación de váyanse todos al carajo malditos infectados.